
La península balcánica fue ocupada en el siglo XVI por el imperio turco otomano.
Durante el siglo XIX, los turcos no pudieron evitar la disgregación del imperio. En 1830, Grecia logro su independencia y en 1861 se conformó Rumania. Los intereses de Rusia en la zona eran muy grandes ya que buscaba una salida al mar mediterráneo. Entre 1877 y 1878, rusos y turcos se enfrentaron en una guerra, que culminó con el reconocimiento de la independencia de serbia y Montenegro del estado de Turquía además la autonomía de Bulgaria, armenia paso a manos de Rusia, gran Bretaña obtuvo Chipre y Austria el derecho a administrar bosnia y Herzegovina.
Las guerras balcánicas de 1912 -1913 entre Bulgaria, serbia, Montenegro y Grecia contra Turquía redujo el imperio turco a una pequeña zona cercana a Estambul. Con ello la región se tornó conflictiva, ya que las grandes potencias se aliaron en defensa de los nuevos estados, que a su vez peleaban entre sí.